Algunos dicen que <<el tiempo borra todas las heridas>>, pero eso es una gran mentira. Lo que está escondido surgirá cuando menos lo esperemos.
Muchas personas llevan las marcas del abuso físico, emocional o sentimental, así que viven perseguidas por los recuerdos de estas dolorosas experiencias que han escondido con mucho cuidado.
Es importante saber que todo lo que nos toca vivir deja marcas que van formando nuestra manera de ser, y de estas marcas surgirán muchas de nuestras conductas. Sin embargo, esto no significa que debamos dejar que el pasado nos condicione para siempre. Podemos enfrentarlo y salir vencedores.
Sin duda, los niños no tienen la fuerza física ni la madurez para escapar del abuso, mucho menos tienen el poder para detenerlo. Los niños están indefensos porque desde que nacen se les dice que deben obedecer y respetar a los mayores. Entonces, ¿qué sucede cuando estos mayores son personajes siniestros que causan abuso y dolor? Esto produce un gran desconcierto en la mente del niño que lo paraliza y confunde.
Si sufriste un abuso ¡lo primero que debes entender es que no eres culpable de lo sucedido! No contabas con las armas necesarias para defenderte. Así que necesitas saber que no mereciste vivir esa situación y que no fue tu culpa. Lo bueno es que Dios puede sanar las heridas del pasado.
El puede sanarte de las heridas que provoco cualquier tipo de abuso y ensenarte a vivir orgulloso de ti mismo. Este es un proceso largo, pero de seguro te llevara a la victoria porque no hay marca que no pueda eliminar la mano sanadora de Dios. Hoy puedes hablar con Él de lo que paso. La oración es un recurso indispensable para que cada herida del pasado cicatrice y se borre para siempre.
Muchas personas llevan las marcas del abuso físico, emocional o sentimental, así que viven perseguidas por los recuerdos de estas dolorosas experiencias que han escondido con mucho cuidado.
Es importante saber que todo lo que nos toca vivir deja marcas que van formando nuestra manera de ser, y de estas marcas surgirán muchas de nuestras conductas. Sin embargo, esto no significa que debamos dejar que el pasado nos condicione para siempre. Podemos enfrentarlo y salir vencedores.
Sin duda, los niños no tienen la fuerza física ni la madurez para escapar del abuso, mucho menos tienen el poder para detenerlo. Los niños están indefensos porque desde que nacen se les dice que deben obedecer y respetar a los mayores. Entonces, ¿qué sucede cuando estos mayores son personajes siniestros que causan abuso y dolor? Esto produce un gran desconcierto en la mente del niño que lo paraliza y confunde.
Si sufriste un abuso ¡lo primero que debes entender es que no eres culpable de lo sucedido! No contabas con las armas necesarias para defenderte. Así que necesitas saber que no mereciste vivir esa situación y que no fue tu culpa. Lo bueno es que Dios puede sanar las heridas del pasado.
El puede sanarte de las heridas que provoco cualquier tipo de abuso y ensenarte a vivir orgulloso de ti mismo. Este es un proceso largo, pero de seguro te llevara a la victoria porque no hay marca que no pueda eliminar la mano sanadora de Dios. Hoy puedes hablar con Él de lo que paso. La oración es un recurso indispensable para que cada herida del pasado cicatrice y se borre para siempre.
{Otras promesas}
Salmos 23:4; 34:18; 145:14, Isaías 41:10, Mateo 5:4, Juan 6:37, 2 Corintios 5:7, 1 Pedro 5:7, 2 Pedro 3:13
Promesa Clave
Salmos 147:3
Salmos 147:3
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