Siempre se nos habla del ladrón bueno y del ladrón malo que fueron crucificados con Jesús. Pero hay más de esta historia. Cuando los dos ladrones fueron crucificados con Jesús, uno a la derecha y el otro a la izquierda, los dos injuriaban al Señor, los dos se burlaban de el.
Mateo 27:38 Entonces crucificaron con el a dos ladrones, uno a la derecha, y otro a la izquierda... 44 Lo mismo le injuriaban también los ladrones que estaban crucificados con el.
Observa como dice aquí los ladrones.
Pero algo sucedió en el transcurso de esas amargas horas. Algo le dijo a uno de los ladrones que este Jesús no era un hombre cualquiera, algo le dijo a uno de los ladrones que este hombre era rey! Quizás pudo haber sido el letrero que pusieron sobre su cabeza:
Lucas 2338 Había también sobre el un titulo escrito con letras griegas, latinas y hebreas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDIOS.
O quizás fue algo más específico, quizás fue algo en el mismo Jesús. Quizás fue el momento donde oro por sus transgresores, o quizás fue una mirada de amor.
¿Te recuerdas cuando Jesús te llamo?
Cuando yo por primera vez estuve cerca de el, cuando por primera vez dejo de ser religión, dejo de ser tradición y se convirtió en mi salvador personal, hubo algo que sentí que es difícil de describir. Fue como cuando los discípulos lo volvieron a tener cerca, sabían que era el pues sus corazones ardían!
Lucas 24:31 Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas el se desapareció de su vista... 32 Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?
Hay algo en Jesús que ningún otro hombre tiene. Hay un profundo amor que continuamente esta emanando.
¿Como hay personas que se pueden resistir?
¿Como se pudo resistir uno de los ladrones mientras el otro le reconocía como rey?
Acuérdate de mi cuando vengas en tu reino. Con estas palabras se atrevió aquel hombre hacer una oración. Con estas palabras le reconoció como rey aun cuando su rostro estaba desfigurado y su corona era de espinas!
Oh, que momento tan grande!
Nosotros que necesitamos milagros para creer. Nosotros que cuando solo una cosa nos va mal nos alejamos de la iglesia enseguida. Por tan poco se desvanece nuestra fe. Pero este ladrón le creyó sin pruebas, le creyó con tan solo mirarlo.
Todos podemos comenzar con un corazón duro, este ladrón lo hizo así. Pero tiene que haber algo en nosotros que se derrita a la presencia de Dios.
Y fíjate cuan grande fue su recompensa, por cuanto le creyó a Jesús en la cruz y no en los milagros, este ladrón, este insignificante hombre para la sociedad fue el primero en entrar con Jesús en el paraíso!!!
Vivo mi vida esperando ese día cuando mi Jesús me lleve a mi nueva morada. No vivo con temor del mañana pues ya mi Jesús ha preparado morada para mí. Ahora vivo tomando en cuenta cada minuto de mi presente, pues es un regalo maravilloso de parte de Dios. De mi futuro, mi Cristo se ocupara, nada me tengo que preocupar.
Pastor Pablo Caballero.
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